Cuando la libertad empieza con incomodidad.
Hay un tramo del camino donde ser vos misma no se siente como liberación… sino como vértigo.
Y a veces, también, como culpa.
Culpa por cambiar. Culpa por alejarte. Culpa por dejar de hacer lo que todos esperan de vos.
Me pasó muchas veces.
Sentirme incómoda en reuniones donde ya no podía fingir la sonrisa.
Sentirme rara por no emocionarme con lo que antes me movía.
Sentirme sola en espacios donde ya no me reconocía.
Durante años pensé que esa incomodidad era señal de que estaba equivocándome.
Que volver a mí era un error.
Que era más fácil encajar que habitarme.
Pero hoy sé algo fundamental: esa incomodidad era la señal de que estaba saliendo de lo conocido.
De que ya no quería fingir para pertenecer.
De que estaba volviendo a casa… a mí.
Ser vos misma no siempre es cómodo.
Sobre todo si creciste creyendo que amar era complacer, que valer era rendir, y que brillar demasiado era “ser demasiado”.
Volver a vos incomoda porque desafía el personaje que llevaste años sosteniendo.
Y soltar ese personaje es soltar una armadura: te sentís expuesta, frágil, inestable.
Pero detrás de esa incomodidad hay algo mucho más grande:
Un suspiro profundo, un alivio silencioso que te susurra: “Acá sí sos vos”.
Nadie te advierte que ser auténtica puede decepcionar, alejar vínculos, y sonar egoísta en un mundo que aplaude el sacrificio.
Pero nadie te advierte tampoco lo liberador que es dejar de forzar algo que no sos.
🌱 Dejar de adaptarte.
🌱 Dejar de pedir permiso para sentir.
🌱 Dejar de repetir lo que no te representa.
Volver a vos puede doler porque deja al descubierto lo que callaste por años.
Pero también sana, porque por fin te escuchás.
Yo también me asusté cuando dejé de encajar.
Pero ese miedo se convirtió en brújula,
y esa incomodidad… en libertad.
No te apresures a salir de ahí.
Esa incomodidad no es un error.
Es una señal.
Te está mostrando el punto exacto donde empezás a recordarte.
La incomodidad es el primer latido de tu libertad. No la ignores. Es tu alma reclamando espacio para ser auténtica. Volver a vos duele, pero también libera